la opinión musical de Litoscar

Friday, July 27, 2007

Quién quiere Soda?



Sin duda, el antecedente inmediatamente anterior más importante a la Generación X fue la Generación Soda Stereo. Y como sucede con todas las bandas que se separan, sus integrantes siempre reniegan de un hipotético regreso. Pero por alguna razón, presión de los medios, de los fans o apuros monetarios, la mayoría de los grupos dejan de ser coherentes consigo mismos, se tragan todas las declaraciones que alguna vez hicieron y terminan por volver a juntarse. Ya sea para una sola presentación o para una gira completa, se aprovechan de la nostalgia del público por la formación original. Resurge la manía y quienes no tuvieron la oportunidad de verlos en vivo, ahora lo aprovechan. ¿Entonces, si han existido reencuentros tan innecesarios como inútiles, por qué no debía de reaparecer uno de los grupos más importantes del rock en castellano?
Seamos realistas, el reencuentro de Soda Stereo es de los más merecidos y honestos. En contraposición con todo el sentimentalismo que presupone la realineación de tu agrupación favorita, la vuelta de Soda tiene aspectos rescatables que la hacen única. El primero de ellos es que una gran cantidad de grupos que dejan de serlo, renuncian con argumentos tan fútiles como diferencias creativas, relaciones insalvables, etc, lo hacen en una etapa de franca decepción y fracaso. Soda no. Soda se fue cuando estaba en la cima. En la cúspide de sus facultades creativas. Aquí encaja el rasgo a rescatar de su reconexión, ya que entraron al estudio para grabar un nuevo sencillo que aparece en una nueva compilación, más interesante que la serie de conciertos sería que grabaran un álbum completo. Otro de los aspectos es que no tuvieron que atravesar ese víacrucis tan socorrido entre los músicos de rock: se ha convertido en un cliché que la disquera desintegre a la banda por problemas de drogas, los mande a rehabilitación y una vez desintoxicados saquen un álbum espantoso invariablemente. A Soda no le ocurrió nada de lo anterior, por lo que el riesgo de sacar otro disco no se anticipa tan catastrófico.
Surge entonces la pregunta ¿por qué se reencuentras Soda Stereo? Creo que es fácil responder. La fama crea síndrome de abstinencia, y el dinero más. El imperio Soda Stereo ya demostró que no resistió sus primeros diez años con el puro catálogo. Como la industria discográfica es la principal beneficiada con la venta de los discos, la ganancia de los grupos de rock surge de las presentaciones en vivo. Es obvio que desde su separación las carreras de los Soda, exceptuando la de Cerati, no han sido tan redituables. El mayor logro de Zeta, y plausible, es formar parte de una de las bandas más creativas y exitosas de argentina en la actualidad, me refiero a Catupecu Machu. De Alberty no hay nada que decir. El que asimiló el proceso con más habilidad y salió mejor librado fue Gustavo Cerati. Es curioso pero el regreso de Soda coincide con un aumento en el predominio de las guitarras en el último disco solista de Cerati. Después del excelente Bocanda, el exsoda se inclinó por la electrónica. Y para todos aquellos fans que reconocen que Cerati es uno de los mejores guitarristas del rock en español, con un estilo propio y muy particular, su etapa de consola producía cierta nostalgia. Por lo que el periplo postsoda no ha resultado tan gratificante para sus seguidores desde Bocanada como lo ha sido Ahí vamos.
Otra razón importante para que Soda suba otra vez al escenario es la piratería. Si el catalogó no ha resistido el paso del tiempo mercantil es debido a que el criterio los precios de los discos siguen aún sin modificarse. Las disqueras otorgan sólo una pequeña parte de las ganancias a los artistas. Relacionado esto con el costo de producción, es evidente que quien sufre es el consumidor. Aquí surge un evento que involucra a todos los músicos: la transformación. Todo se transforma, y también la industria. Al final de la batalla quien siempre lleva las de perder es el escucha. Pues ahora, la música se vende en sitios de Internet, a modo de las famosas descargas. Y por supuesto eso no va a frenar la piratería, qué ingenuidad, sólo hace falta que alguien compre el archivo para luego distribuirlo por todo el planeta. Decía que el afectado es el aficionado, a últimas fechas en España se encuentran haciendo juicios e investigando computadoras personales para determinar cuántas descargas de música “ilegal” se han realizado. ¿Por qué joder a su propio mercado? Quiero decir, que la mayoría de los ejecutivos en materia musical manejan o son accionistas de gran parte de las compañías que producen insumos para computadoras. Insisto, ¿por qué joder a tu propio mercado? Además, ¿por qué los impuestos son tan altos? ¿Por qué no se regularizan los precios de los discos, lo mismo que lo de los libros? ¿Por qué no se gravan? ¿Por qué en Estados Unidos un disco que cuesta 16 dólares, aquí vale 311 pesos? ¿Por qué un libro que en Argentina cuesta 100 pesos mexicanos aquí vale 300?
Decíamos, la importancia del reencuentro de Soda tiene un efecto particular en la audiencia. Sin embargo sucede un hecho que me llama la atención. En diversos medios escritos, tanto como en infinidad de blogs se ve con burla el reencuentro de Soda Stereo, se ha alimenta una visión sardónica del evento, quieren hacer de la reaproximación de los taquines una Cumbres Borrascosas. Producto de una cada vez más extensa y perjudicial moda “latinoamericana” por denostar a nuestros artistas. Si bien es cierto que una generación pretende destruir a otra, el presente caso es patético porque no son las nuevas generaciones quienes alientan esta posición, si no los mismos fans que antaño cantaron y se desgañitaron con Soda Stereo. Arriba mencioné que el encuentro, para mí, tenía una cualidad financiera estricta, pero no podemos culpar de esto al grupo. Sobre todo porque quien asista a los conciertos no quedará insatisfecho, pues verá a un grupo en plenitud, a una banda que tiene repertorio para no repetirse hasta la nausea y satisfacer a un público tanto rockero, intelectual o popero. Repito, no podemos culpar a Soda aunque los precios para entrar a los conciertos sean tan disparatados y desiguales como los de los cds. Para ejemplo están las bandas que vienen de fuera o los paralelismos, no pagas lo mismo por el Festival Vive Latino que por Coachella, en la pasada emisión por sólo 100 dólares podías ver a Bjork, Rage Agaisnt The Machine, Red Hot Chili Peppers, Manu Chao, etc.
Pero al final, al final queda la Soda, y pésele a quien le pese es un suceso que el grupo por excelencia de las últimas décadas vaya a realizar una gira por el continente. A mí no me molesta y considero que el reencuentro de Soda Stereo es un suceso tan significativo para el rock en castellano como lo hubiera sido para el rock en inglés un hipotético arrejunte de Los Beatles.

Sunday, July 22, 2007

Arthasastra


En el principio fue el miedo
‘Tememos’, dice el poeta. Pero no es el miedo que le tenemos al hombre, o a nada conocido, es un miedo más grande. Es el temor al sol: bajo este precepto se desarrolla el poemario de Carlos Reyes, Arthasastra. Con Dios como la única certeza de nuestros pasos en falso, comienza el recorrido por el régimen del largo poema que conforma el libro. El sol como una gota de divinidad coagulada es el ojo que todo lo ve, el ojo sardónico que es a su vez alivio y tirano de todos los hombres.
El primer poema “La larga noche de los nueve senderos” es testimonio del gran momento escritural que atraviesa Carlos Reyes, la elaboración de los tres primeros versos refleja la consolidación de su oficio: Allende el mar / la luna cuelga en su perchero de agua / su mitad oscura, su mitad salubre. Afirmo esto porque el presente conjunto de poemas no es la primera aproximación al tema religioso dentro de la producción de Reyes. Es la segunda parte de una trilogía, iniciada con Claridad en sombra. Aunque el anterior posee poemas de una perfección inusitada en la poética de su autor, es en Arthasastra donde el poeta corre mayor riesgo, pues sacrifica la pulcritud de las construcciones poéticas de Claridad en sombra para inundar el cauce verbal con un torrente de versos que son como puñaladas, como latigazos, fustazos que se suceden unos a otros, con el vértigo aleccionador que significa para el poeta el miedo al sol.
Cada una de las partes en las que se subdivide el largo poema posee destellos memorables de ese torrente que corre por las venas. La sensación total del libro es de envenenamiento, de ponzoña, de ebriedad.

Una irremediable tendencia a existir
Una cualidad presumible en el libro, para mí, es que aunque se trata la temática religiosa, retoma la idea rimbaudiana del carnet del condenado. Aunado a esa circunstancia de arrobamiento narcótico que produce su lectura, hayamos una constante por humanizar al personaje principal, una necesidad rimbaudiana por deshacerse de su educación sentimental a través del relato. Esa vivencia se convierte en un doble maestro, pues logra superar el trance y al mismo tiempo encuentra salida para esa avidez que sentía Rimbaud por las monedas de oro.
Si el poeta fránces reafirma su existir a partir de la independencia económica que le procuraba el dinero, Carlos Reyes proyecta su existencia a partir de la seguridad que le produce trasladar al poema de manera clara la renuncia a la no-existencia.

Estamos al comienzo de lo vasto
‘Llamado a ser más vasto cada vez’, dice el poeta. Es cuando surge el anhelo, cuando nace Arthasatra. Las partes que lo componen se asoman como espectros de una verdad mil veces dicha, pero recién olvidada, pero también son y serán un cántico. Una alabanza a todo aquello que nos hace atravesar el fuego. Un espacio para la rebeldía y el corazón enfermo, pero sin renunciar al siguiente auspicio de la aurora.
Y el libro, como un interminable juego de cartas, de poemas que se pueden leer como una guía para la dudosa moral humana, termina justo como comenzó, con la inminencia de un mundo vasto, denunciado en estas páginas, pero que al final nos lleva a una sola y unánime conclusión, que esa vastedad es apenas un murmullo. Un murmullo milenario que viene a convivir con el fluir diario de occidente, una vastedad que patrocina un fulgor por la palabra, y que anticipa, después del largo recorrido, que lo de verdad vasto, lo inabarcable, la vastedad de la existencia está aún por anunciarse.

Arthasastra
Carlos Reyes Ávila
Ediciones Arlequín, 2007
Col. Canto de sátiro

Saturday, July 07, 2007

Patti Smith



Patti Smith
Por David Fricke
Traducción de Carlos Velázquez




Tú y George W. Bush nacieron en 1946 y atestiguaron los mismos levantamientos y cambios en los sesentas. Cómo explicas las diferencias entre sus ideales y los tuyos?

Él es un producto de la riqueza y de una arena política. Su padre fue presidente. Yo tomé mis ideales de mis padres. Mi padre peleó en la segunda guerra mundial. Él fue elegido y sintió que debía cumplir con su obligación patriótica. Pero era un pacifista. Cuando lanzamos la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, se sintió devastado por ello. Mis padres eran idealistas. Ni siquiera puedo llamarlos liberales. Ellos eran personas que desconocían las diferencias de homosexualidad o raza. Abrían su casa a cualquiera. Me desarrollé en una casa sin prejuicios. Y crecí sin creer en un enemigo. Cuando Bush quería invadir Irak, me sensibilicé –era equivocado e inmoral, y sería desastroso para la gente americana. Eso proviene de la educación que recibí de mis padres.

Te sorprende que alguien de tu generación, alguien que vio las mismas cosas que tú, las haya observado tan diferentes?

Me sorprende más mi generación como un todo que fracasó en su intento por oponerse a la mayoría –en su oposición a invadir Irak, y en contra de cómo los medios se adormecieron con la administración Bush. Encuentro descorazonador no las dediciones que tomamos sino lo que les enseñamos a nuestros hijos. Las siguientes generaciones no serán de activismo político. No serán mayoría. Es más de lo que pueden hacer. Y tengo fe en que las futuras generaciones sean más conscientes, especialmente en lo que respecta al medio ambiente.

Por qué tu generación ha perdido gran parte de la energía y la visión que la definieron en los sesentas?

Es difícil decirlo. No formé parte de esa revolución. Soy una persona de los setentas. Abracé los sesentas musical e ideológicamente pero no como un sabiondo estilo de vida. No me gustaba la idea de una cultura de las drogas masiva.

Qué no te gustaba de ello?

Pienso que las drogas eran una cosa sagrada que los Indios Americanos usaron para purificarse y autorealizarse; los jazzistas las utilizaron para hablar con Dios. No como una herramienta recreativa. Luego la gente lo convirtió en un estilo de vida. Al final, terminaron cansados, consumidos. Obtuvieron mucha diversión pero querían formar una familia, hacer una vida, vivir en el confort. Lo consiguieron en las administraciones de Reagan y Clinton.

Alguna vez ingeriste LSD?

Lo intenté tres veces. La primera fue en 1974 con Robert Mapplethorpe [el aclamado artista y fotógrafo, autor de la fotografía en la portada del disco del debut de Smith en 1975, Horses, quien fue atacado por los conservadores en los ochentas debido a la carga sexual de sus imágenes. Murió de SIDA en 1989].

Casi diez años después de que la mayoría lo probara.

Nunca sentí que lo necesitara. Cuando finalmente lo hice, di un paseo por Nueva York. Fue en el tiempo de la huelga de los recolectores de basura, recordé que existía una gran corrupción en el mundo. Robert dijo, ‘Patti, se supone que debe hacerte sentir bien.’ En cambio, me sentía como John Brown. Sentí que todo a mi alrededor era suciedad y corrupción.

Participaste en protestas por los derechos civiles o en contra de la guerra en los sesentas?

No. Yo vivía en el sur de Nueva Jersey. Era rural. Yo no me enteraba de lo que sucedía en el mundo. Cuando asistía a la secundaria, la mayoría de mis compañeros eran negros. Mi mundo era reducido, desconocía que era el movimiento por los derechos civiles. En mi escuela, las chicas no tomaban clases de manejo. Los chicos aprendían a conducir y las chicas cocinaban. Yo era mala en la cocina, así que tomé clases de arte.
Un número importante de chicos que conocí en la escuela fueron asesinados [en Vietnam]. Mi hermano Todd tuvo que alistarse a la marina. Pero yo seguí mi camino. No pertenezco a la norma. Incluso, en 1968 literalmente comencé a trabajar en la campaña presidencial de Robert Kennedy –estaba excitada y orgullosa –cuando fue asesinado. Estuve cerca cuando se produjo el primero de los asesinatos a los Kennedy. Me asustó y me conmocionó.
La guerra de Vietnam me deprimió mucho en el sentido de hacia dónde me dirigía y en que dejé de hacer arte por un tiempo. Me sentía inútil como ser humano. Sentía que el arte carecía de sentido –una manera equivocada de pensar. Me prometí que nunca permitiría otra vez que las acciones del mundo me deprimieran tanto como para ser improductiva.

Crees que la gente esté paralizada y triste y temerosa por los ataques del 9/11 y la guerra contra el terrorismo, como tú lo estuviste por Vietnam?

Sólo puedo decir, en mi defensa, que era muy joven. Y aquí va más información. Yo llegué a casa y dije: ‘Papa, me puedes explicar la guerra de Vietnam?’ y el me dijo, ‘No, no puedo. Ni siquiera yo puedo entenderla.’
Mi decepción es cómo si todos nosotros vimos lo horrible que fue Vietnam, otra vez nos hemos –y los líderes que elegimos– permitido caer en lo mismo. Estaba observando el C-Span cuando los demócratas se incorporaron y votaron a favor de Bush [para autorizar la acción militar en Irak]. Yo estaba llorando, ‘No, no lo hagan’. Yo quería ir a la televisión, grabarme de rodillas frente a Hillary [Clinton] y decirle, ‘Hillary, no lo hagas. Sé que eres una buena persona’.

Fue ese voto una traición a tus –y los de ella– ideales generacionales?

Más que una traición. Fue un corte definitivo. Era moral y legalmente incorrecto siquiera considerarlo, y sin una razón aparente. Puedes decir que por miedo, a causa del 11 de septiembre. Pero yo vivo en la siguiente calle [de la Tierra Zero]. Nada me haría tomar esa decisión.

Dejaste el sur de Nueva Jersey en 1967 y te mudaste a Nueva York. Qué esperabas encontrar?

Un trabajo. Una de mis ideas era convertirme en guía del Museo de Arte Moderno. Descubrí cada una de las pinturas en él y las estudié. Mi otra idea era trabajar en una librería, porque amo los libros. Yo ganaba 65 dólares a la semana en Scribner’s, y Robert y yo pagábamos 85 dólares por un apartamento en Brooklyn, hacíamos todo bien.

Te sumergiste en la contracultura cuando llegaste?

Cuando llegué a Nueva York, de lo que se hablaba en Brooklyn era que los Dodgers se mudaban a California [en 1958]. En los vagones del metro se quejaban mucho del suceso, pienso que eso acababa de pasar.
No teníamos dinero. Robert consiguió un trabajo de acomodador en el Fillmore East por un tiempo, así que él vio algunas bandas. Regresaba a casa y me contaba sobre ellas. Pero nosotros nos manteníamos bajo un nivel precario. Nuestro dinero era para la renta, comida y un poquito de visitas a museos de arte.

Escribiste un par de piezas para Rolling Stone en 1971, incluida una reseña de una antología de la cantante germana Lotte Lenya. Qué tan importante fue la revista para ti?

Recuerdo la primera vez que compré Rolling Stone. Venía John Lennon en portada [el número uno]. Cuando vivía en Nueva Jersey las únicas revistas que podías adquirir eran de adolescente como Tiger Beat. Tenías que comprar toda la revista por una foto de Bob Dylan. Rolling Stone fue una revelación. Tuve una conexión real con ella en sus comienzos.
No me considero a mi misma como un crítico de rock activo. Pero a principios de los setentas, escribir sobre rock & roll era una forma de arte aburguesado. Yo misma le pregunté a Jann Wenner si podría reseñar el disco de Lotte Lenya. La amaba. La escuché por Bob Dylan –aparece un disco de Lotte Leyna en la portada de Bringing It all back home. Jann estaba escéptico, pero me dio la oportunidad. No sólo la publicó, sino que incluyó una bonita foto de ella. Después, ella me envió un mensaje –una nota manuscrita. Sentí una gran emoción.

Te gusta la música psicodélica? Qué tanto influyó en la música que hiciste después?

Amaba a Grace Slick [Jefferson Airplane]. Ella no era una cantante de R&B o jazz o blues. Su vocalización en White Rabbit era para mí el primer rock vocal hecho por una mujer, era el principio del género. Yo no pensaba en cantar en esos días, pero me envolvía, siento que esa experiencia primigenia con Grace Slick me dio una facultad especial. Y Johnny Winter es uno de los grandes intérpretes que he visto. Te confronta, con su humor demoníaco. Él salta directo al público y canta en tu cara. Causó un gran impacto en mí.

En la música común que te rodeaba a finales de los sesentas escuchaste algo sobre los temerarios movimientos sociales del rock?

Yo no creo que eso motivara a la gente a convertirse en rica y famosa. Eso vino después, y era algo así: ‘OK, lo aceptamos, nene.’ Pero esos artistas estaban enfocados en envolverte, en crear espacios. Ellos poseían las palabras y la música, y documentaban su tiempo. Jimi Hendrix tenía esperanzas y sueños y creo un nuevo lenguaje universal.
Mi esposo Fred [el último guitarrista de MC5, Fred ‘Sonic’ Smith] solía decirme que los MC5 creían que realmente podían cambiar el mundo. No sólo lo decían. Estaban intoxicados con el sentimiento de que podían detener la guerra de Vietnam, que podrían acabar con los prejuicios. Y su música lo reflejaba. Ellos estaban dispuestos a comenzar la jodida revolución.

Por qué no se convirtió en un principio a seguir a largo plazo?

El mundo es más materialista. La gente tiene tarjetas de crédito. Los niños tienen tarjetas de crédito. No tenemos opción. Tres mil padres, no 50, 000, han perdido a sus hijos en esta guerra. Por supuesto, habrá cientos de miles de padres que causen daños emocionales a sus hijos con este tipo de mimos. No sabemos las consecuencias que esta guerra causará en todos esos niños.
Quizá las cosas sean más fáciles ahora. Cuando yo escuchaba ‘White Rabbit’, yo tenía que ahorrar mi dinero, viajar en camión a Filadelfia, comprar un single, y volver en el camión con la esperanza de completar para pagar el recibo de luz. Simplemente no podías hablar por celular y cubrirlo con tarjeta de crédito. Todo era una elección: o me compraba el nuevo disco de Jimi Hendrix o el Surrealistic Pillow? No podías comprártelos todos.
No estoy diciendo, ‘Oh, en los buenos tiempos…’. No creo en eso. Pero las cosas son diferentes. Las cosas han cambiado bastante desde que el milenio en que nací dejara de respirar. No sé cómo este acontecimiento nos ha afectado. Veo a mis hijos con teléfono celular –creo que las microondas entrarán en sus cerebros. Me horroriza que vayan a contraer una horrible enfermedad.

Cómo tú has cambiado, en los últimos tiempos, desde 1967?

No siento muy diferente. Espero que sea una mejor persona, es todo –mejor en cuanto a que trato de ser más considerada con los sentimientos de los demás. Cuando eres joven, básicamente estás concentrado en ti mismo –incluso si eres la Madre Teresa.
Un cambio fue mudarme a Detroit, casarme y procrear –combatiendo en las mismas luchas, mis padres murieron. Fred y yo no poseíamos mucho dinero. Lo resolvíamos todo nosotros mismos. Si necesitábamos lavar pañales o a los pisos les hacía falta ser fregados, yo me encargaba. Si la casa estaba inundada y tenía que ser limpiada –cosas de labor manual– Fred lo hacía.
Aprendí de eso que ser artista no me concede un carácter privilegiado. Yo seguía siendo un artista. Continuaba siendo un ser humano con las mismas preocupaciones e inseguridades de los otros: Soy una buena madre? Estoy alimentando a mis hijos correctamente? Qué tanto debo dejar a mi hija llorar? Era tan difícil como me imaginaba, pensaba en mis padres, que nos criaron a cuatro en una pequeña casa en el sur de Jersey. Todo el día mi madre cumplía con lo que tenía que hacer en la casa. Luego, a las cuatro de la tarde se marchaba a trabajar de recamarera hasta las diez de la noche, regresaba a casa y seguía con distintas tareas. Ahora pienso es ese sacrificio y es simplemente admirable.

Hemos olvidado la importancia del sacrificio?

Es posible. Mis padres tuvieron que sacrificarse a causa de la Segunda Guerra Mundial. Luego vino Vietnam y la gente tuvo que sacrificar a sus hijos y a sus hijas. Los chicos tuvieron que sacrificar ciertas cosas para manifestarse contra el gobierno. Y en los sesentas, nadie tenía dinero. La gente dirá, ‘Oh, viviste en el Chelsea Hotel con toda esa gente famosa.’ Pero aún no eran famosos. William Burroughs no tenía dinero. Jim Carroll nunca tuvo dinero. Sam Shepard un poquito. Todos estaban mendigando –pero mendigando en una forma maravillosa.
Yo odié las tarjetas de crédito cuando aparecieron. Debí haber protestado en contra de las tarjetas de crédito. Mis amigos las adquirían por correo, compraban cosas. Yo les decía, ‘Qué están haciendo? No pueden pagar por eso’. Y me respondían, ‘Qué van a hacer? Arrestarme’. Eso transformó a nuestra sociedad de una manera insana.

Cuáles fueron los cambios permanentes con los que tu generación mejoró el mundo?

El movimiento femenino continúa fortaleciéndose. Continúa activo y expectante. La gente no va a interferir en los cambios que la mujer ha conseguido desde los sesentas. Deben ser una protesta universal.
El cuerpo cultural del trabajo de los sesentas está siempre con nosotros. Tenemos a Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Jim Morrison –fue un tiempo especial, un periodo de divinidad. Me gusta tener héroes. Pero también me gusta lo que los chicos están haciendo ahora. No soy parte de ello. Pero observo lo que ocurre delante de mí, estoy asombrada.

Qué te asombra?

Han creado su propia música con sus computadoras y se han conectado con otros. Han tenido pequeñas apariciones malandras en pequeños lugares malandros y han conectado con otros. Mi hija Jersey estuvo un tiempo en una banda, y amaba su música –no porque fuera mi hija. Los chicos saben más sobre la estructura de la canción, cómo unirla sónicamente.
Pero el rock & roll es más que música. Es una conciencia. Se fusionaba con nuestras ideologías –el movimiento por los derechos humanos, Vietnam. La música de los sesentas era sinónimo de lo que ocurría en nuestro mundo. Y esa música seguiría siendo, de manera conciente o inconsciente, un patrón para el activismo. Si quieres saber cómo un músico reacciona con lo que le ocurre, yo siempre he dicho, ‘escucha Ohio’ [de Neil Young]. Algo ocurre cuando nos equivocamos, es terrible. Una canción es escrita inmediatamente y mostrada al público. Esa canción la hicimos todos concientes con lo que sucede y la dibujamos juntos.
Aún es posible. Quizá se hará de manera diferente. Quizás los chicos en MySpace tengan un himno que lanzarán a las calles. No sé que van a hacer, porque no soy uno de ellos. No soy su líder. Pero soy un vigía, tengo fe en ellos.

Sigue siendo un trabajo difícil en la actualidad tener esperanzas.

Yo sólo pronuncio mis oraciones y doy gracias a Dios por la gente que no sólo es conciente sino también activista.

Neil Young







Neil Young
Por David Fricke
Traduccion Carlos Velázquez





El año pasado compusiste un disco francamente anti-Bush, Living with war, y obtuviste una gran excitación por ello. Estás conmocionado porque tu generación, que se unificó contra la guerra de Vietnam, tuvo una reacción pobre ante la guerra de Irak?

Pienso que reaccionó muy bien. Despertaron. Eran la mayoría silenciosa pero no lo sabían. Pero salieron del sueño y recuperamos algo de control [en el Congreso]. Nadie me ha desilusionado. Los estudiantes están ahora reaccionando a una situación que es real en sus vidas –es más importante para ellos conseguir un empleo que preocuparse por la guerra, porque la economía podría convertirse en un caos. Están enfocados en construir un futuro juntos. Por qué? Porque nadie ha salido del campus para irse a Irak.
América no sabe lo que es estar en una guerra. Nadie ha hecho un sacrificio, excepto por los soldados voluntarios. La administración Bush deberá explicar mejor cómo América vive –con fatiga, los soldados cometen errores y disparan sin necesidad– o perderán la elección por la elección que hicieron. Pero tan pronto cómo tomen otras decisiones, las cosas cambiaran inmediatamente. Como del día a la noche. Esos estudiantes están listos para la acción. Pero nadie presiona el botón.

Crees que el rock & roll aún tenga el poder de cambiar la forma de pensar y afecte a los últimos cambios sociales y políticos?

La música continúa tan poderosa como siempre. La cosa es, yo no soy tan fuerte como cuando tenía veintidós o veintitrés años –cuando la gente me escuchaba por primera vez. Está hecho. No volverá a suceder. No puedo esperar la misma reacción que treinta, cuarenta años atrás.
Pero eso no me molesta, desde mis comienzos estoy cantando sobre lo que creo. Cuando escribí “Juzguemos al Presidente” [incluida en Living with war], mucha gente la criticaron como una canción sucia, por su terrible melodía. Qué debía hacer –escribir una canción como esa con una buena melodía? Eso no tiene sentido. Quieres una melodía que desequilibre a la gente, tan estúpido y repetitivo como los agravantes de la gente.

Escribiste “Ohio” con la misma intención?

No. Ohio es sobre los niños que son asesinados. [Cuatro estudiantes fueron muertos por la Guardia Nacional durante las protestas en la Universidad Estatal Kent en 1970.] Es sobre gente de la que te importa su personalidad, tu propio hermano y hermana. Es cuando pones todo lo que tienes –poesía, música, interpretación –a tu dominio. Porque crees en ello. “Juzguemos al Presidente” es una canción política sobre lo que está equivocado y la única manera de evidenciar que está incorrecto es haciendo una canción sobre lo que está mal –aplastando y golpeando lejos de ello. Es muy exitosa al respecto.

En “Campaigner” [incluida en Decade, 1977], cantaste, ‘Incluso Richard Nixon tiene alma.’ Qué quisiste decir?

Me refería a que todos somos humanos. El alma de Richard Nixon se encontraba en la manera en que miraba a su familia, cómo los perdió de vista. Él era un gran hombre de estado –viajó a China– pero lo jodió todo en casa. Es muy similar a Bill Clinton. Bill Clinton hundió todo lo bueno que hizo, como un pequeño hombre corriendo por el país, con los desastres de su vida personal. Abrió la puerta a los religiosos y capacitó a los conservadores para hacer parecer desleales a los demócratas. Eso le costó dos elecciones.

Puedes imaginar alguna vez a George W. Bush diciendo que tiene alma?

Seguro la tiene. Dónde está? En Crawford, Texas, con su familia –su esposa e hijos. Una cosa sobre Bush: tienes que respetarlo por encontrase en muy buen estado psicológico. Trabaja duro para mantenerse. Es un gran ejemplo para su edad.
La otra cosa es que él está convencido de sus creencias. Desafortunadamente, para el resto de nosotros, no estamos de acuerdo. Él y su gente sienten que son los únicos capacitados para gobernar.

Como un joven desarrollándose en Canadá, cuál es tu perspectiva sobre la política estadounidense a principios y a mediados de los sesentas?

Desde fuera del país, puedes observar mucha hipocresía. Derechos civiles –nosotros no tenemos esa clase de problema. Pero tenemos un problema con nuestros Nativos Americanos. Los canadienses tienen esas actitudes hacia los indios –que se juntan a beber en las calles. Y ese es un problema que creamos nosotros mismos.

Hay demasiadas referencias de los Nativos Americanos en tu música y en tus portadas. Por qué te identificas fuertemente con esa cultura?

Amo la simplicidad y la naturalidad de eso. Los indios son básicamente paganos. Y eso es en lo que creo: la naturaleza, la hay creado Dios o se haya creado a sí misma. Esa es mi iglesia –cuando acudo al bosque, a un gran campo verde o a las cascadas. No necesito predicadores. Me he identificado con los ciclos lunares toda mi vida. Eso es lo que los Indios hacen –‘Cuantas lunas has estado aquí’?
Todo es sobre la luna. Si me encuentro grabando, espero a la luna. Si tengo canciones, miro el calendario y lo hago, ‘Muy bien, justo ahora, esto va a salir bien.’ Siempre ha sido así, una especie de energía, en los tres o cuatro días en que se forma la luna llena. Tan pronto como comienza a menguar, pierdes concentración. Entonces, planeo terminar en ese tiempo. No necesito seguir porque no tengo la vibra del día anterior. Sólo digo, ‘Chingada madre’, y hago algo más.

Abandonaste Canadá en 1966 y condujiste hasta Los Ángeles con Bruce Palmer [bajista de Buffalo Sprigfield]. Qué esperabas encontrar allí?

Estudios de grabación, otros músicos, interactuar. No había suficientes músicos en Canadá. Si tu vas a causar impresión en algún lado y sólo tienes oportunidad de causarla una vez, hazlo donde un mayor número de gente se entere. Qué tiene de bueno presentarse en Moose Jaw si eres fantástico? Eso no va a ayudar.

Por qué elegiste L. A.? Si querías sorprender por qué no te dirigiste a San Francisco?

Llegamos a L. A. y nos marchamos. No traíamos dinero. Teníamos una carroza fúnebre y le dábamos aventón a la gente de un restaurante a otro a cambio de un dólar, jipis que iban y venían de Canter’s Deli a Sunsent Strip.
Bruce y yo nos dirigíamos a San Francisco, porque no pudimos conseguir nada en L. A. Entonces conocimos a [Stephen] Stills y [Richie] Furay, en un alto a las afueras camino a nuestro destino. [Los cuatro se quedaron en L.A. y comenzaron Buffalo Springfield con el baterísta ewey Martin.]

Qué se siente estar en lo espeso de la acción en 1966 y 67? La gente observa ese periodo como un tiempo sísmico en la cultura pop –como una luna llena que hubiera durado dos años.

La gente joven estaba unida en su oposición hacia la guerra. Luego descubrieron la música que los unificaba. No eran como la tonta generación de Frank Sinatra. Hendrix, Manis Joplin, Jefferson Airplane –no eran ídolos pop. Formaban parte de un movimiento, y todos nosotros también. No se trataba del negocio de la música. Tampoco de la industria del entretenimiento. No teníamos Enterteinment Tonight ni American Idol. No teníamos esa mierda. La música reflejaba credibilidad, y la gente creía en ella.
Por eso 1966 y 67 es el tiempo más importante de mi vida. Y es histórico para los jóvenes de hoy. Lo observan y dicen, ‘Oh Dios mío, me hubiera gustado estar ahí. Cómo lo hicieron?’ Bueno, la gente no era cínica. Woodstock no había pasado. Cuando las corporaciones presenciaron Woodstock, vieron grandes billetes verdes, ‘Podemos usar esta música y vender Fords’. La usaban un año o dos, después de que se volviera popular, antes de mostrarla en comerciales. Ahora, primero está en los anuncios.

Dejaste Buffalo Sprongfield en 1967, antes de que la banda se deshiciera en el 68. Por qué era tan difícil para ti permanecer en una banda tan condenadamente buena?

La banda era grandiosa pero estaba intoxicada por dentro. Estábamos al principio de nuestros veintes, encontrándonos a nosotros mismos, y a mí no me gustaba que me dijeran que es lo que podía y lo que no podía hacer. Neither hacía lo que le decíamos. Sthephen es mi hermano, pero paleábamos como hermanos. No podíamos soportarnos unos a otros, ya teníamos suficiente de cada uno de nosotros. Algunas veces tocamos tan bien que nos asustábamos. Y la sección rítmica de Buffalo Springfield en vivo fue una de mis grandes experiencias. Podían hacer lo que quisieran. En ese sentido eran como Crazy Horse.
Pero qué podías hacer? Hacer lo que sentías que debías hacer.

Te arrepentiste de no tocar con Buffalo Sprigfield en el Festival de Pop de Monterey?

No. No me gusta tocar en un concierto con un montón de grupos. Lamento que la banda no fuera tan buena en Monterrey –probablemente una de las causas es que yo ya no estaba con ellos. Pero no me arrepentí de no hacer The Tonight Show con uno de ellos. Esas son cosas que no quiero hacer. No quiero que nuestra música se convierta en entretenimiento. Pienso que es más que eso. La gente hace cualquier cosa por publicidad –asisten como invitados a talk shows vespertinos de ridículos columnistas de chismes. Podrás decir que sus agentes los pusieron allí. Yo me hubiera largado, ‘A la chingada.’

Esa exposición es una manera de extender el evangelio –para los adolescentes que nunca han estado en San Francisco pero pueden ver a una banda como Airplane en el Show de Ed Sullivan.

Es la causa por la que la gente lo hace. Me da gusto por ellos. Aparecen en la televisón, y la gente puede verlos. Yo creo en eso. No me interesa.

Alguna vez dijiste que no fuiste ‘apadrinado por nadie’. Te consterna que la música de tus contemporáneos, como Jimi Hendrix o The who, aparezca en anuncios de televisión? Es esa una guerra que perdiste?

No la perdí. Sólo peleo por mi mismo. Me siento bien por ello. Mi música sigue siendo mía y de mi audiencia, sin importar cuantos se la hayan perdido. Ellos son los que me preocupan. Más que eso, me preocupo de mi mismo. Al final, cuando no esté aquí y mi audiencia no esté aquí, todo lo que quedará será la música. La gente tendrá la capacidad de escucharla y tomar de ella lo que quiera.

Has recibido ofertas para que tus canciones aparezcan en comerciales, o Madison Avenue simplemente te tachó de la lista?

Me las han hecho. Llevo una vida afortunada, pues hago bien lo que tengo que hacer. No soy un artista de hits. Todos mis amigos, loas escritores y los interpretes que conozco, tienen más hits que yo.
Pero los hits son peligrosos. Observa –demasiados hits en línea y estás jodido. Debes mantenerte ahí siempre. Yo sigo ubicado en mis “Old man” y “Hearth of gold” de principios de los setentas. Pero he conseguido en distintos tiempos que mi música tenga relevancia para una nueva generación. Es algo por lo que estoy agradecido.

Escribiste “Old man” en tus veintes. Ahora que estás en tus sesentas, qué es lo mejor de envejecer?

Las cosas ya no me molestan tanto. Observo los acontecimientos y me veo a mis treinta, a mis cuarenta años molesto. Ahora, no me inquieto tanto y digo, ‘Ok esperemos una semana, para ver qué hace esta gente….” Probablemente reaccione así ante cualquier suceso.
No voy a perder mi tiempo molestándome por cosas que no puedo cambiar. No puedo cambiar las cosas que otros digan –lo único que puedo hacer es seguir diciendo lo que pienso, hacer mi música y tocar mi guitarra. Es todo lo que me importa. Todavía quiero rockear. Sé que eventualmente me encontraré otra vez con Crazy Horse o alguien más, haciendo rock & roll.

Los hippies dejaron un legado positivo? Ahora son ejemplo de diversión. Cuando cantas la línea ‘trippin’ down that ol’ hippie highway’ en “Roger and out” [incluida en Living with war], es con un afecto genuino, no irónico o burlesco?

Mi generación y yo comprendemos lo que esa línea significa. Los hipies nos enseñaron algo? Por supeuesto –paz y amor. Eso somos. Pero hoy todo es fácil de hacerlo divertido. Los medios son como una gigantesca escuela. Un chico ingresa, forma parte de un club y todos comienzan a patearlo. Nos burlamos de la gente diferente. Puedes hacer lo mismo con un redneck que con un hippie. Cuál es la película sobre los conductores de NASCAR [Talladega Nights]? Es la misma cosa.
Si los sesentas te parecen sobrevalorados, no sé qué vas a decir sobre las otras décadas y las otras generaciones. Por qué estamos sobreestimados? Comparados con qué? La Generación X –qué diablos significa? No es distintivo hacer bromas de ella? Dónde está la marca. No dejaron ninguna. Legaron una X.
No estoy aquí para decir que los sesentas son la única cosa que haya valido la pena. Es posible que algo así vuelva a suceder. No va a pasarme a mí. Va a ocurrirle a alguien que tenga veinte años. Porque así es la vida. Vas a estar dentro de algo con mucha gente diferente, identificados por algo que sólo ellos y tú entiendan. Es lo que los jóvenes siempre están anhelando encontrar: algo que los separe de sus padres y del resto de la cultura establecida.

Ves algo de la energía, la unidad y la esperanza que transformaron a los sesentas en los jóvenes contemporáneos? Uno de los personajes de tu disco Greendale es Sun Green, una adolescente activista defensora del medio ambiente.

Ella pelea para asegurase que no vamos a heredarle un mundo como este a las futuras generaciones. Pero está sola, porque nadie ve lo que ella ve. El calentamiento global a últimas fechas en nuestro país ha sido causado pro la gente. No vamos a heredarles mucho a nuestros nietos si seguimos ese sendero. Cuando mi hija cumpla cincuenta y sus hijos comenzaron a crecer, la diferencia entre el mundo de ahora y el de los sesentas será como de tres días, comparado con lo que vendrá.
Qué pasará cuando las casas acumulen todas el agua que tengan que desechar? A dónde va a irse esta gente? Echarán a la gente que aún tenga casa. Será un alboroto. La gente no ayudará a sus compañeros. Amor y paz –eso no va a funcionar, no en este medio ambiente. La gente tiene que cambiar.

Son esas las cosas que le dices a tu hija ahora para motivarla, para darle una esperanza para el futuro?

No hay nada más específico que pueda decir que lleva cabo lo que crees y trata de creer en lo que haces. A mí me ha funcionado mucho tiempo.









Monday, July 02, 2007

Leonard Cohen


Leonard Cohen:
I'm your man
Lions Gate, 2006
Una forma de abarcar en pocas palabras la existencia completa de Leonard Cohen (sugerida por el mismo) sería la siguiente: ‘Mi padre estudió ingeniería, pero de alguna manera cayó al negocio de la ropa y de su manufacturación. Entonces yo crecí usando traje. Probé los pantalones de mezclilla pero nunca me sentí cómodo en ellos. Nunca lo hice bien, así que finalmente me di por vencido ante el hecho de que sentía más cómodo de traje’.
Otra es, también salida de sus propias palabras, la descripción que hace de su biografía en el poema “La historia hasta aquí”: Estaba vivo. / Vivo en el horror. // Los regalos eran muchos y muchas las advertencias que los acompañaban. / Te damos un gran corazón pero si bebes vino comenzarás a odiar al mundo. / La luna es tu hermana pero si tomas somníferos te verás en compañía de mujeres desdichadas. / Cada vez que te aferres al amor perderás un copo de nieve de tu memoria.
Con las palabras arriba citadas hace su presentación en el documental filmado por Lian Lunson, Leonard Cohen, I´m your man. La película es la suma del registro en video del concierto tributo Came so far for beauty: An evening of Leonard Cohen songs, más las pertinentes entrevistas a los que participaron en el homenaje, tanto como al propio Cohen, más lecturas de fragmentos de su reciente colección de poesía Book of longing.
El honor de abrir el espectáculo recae en Nick Cave, a cargo de “I´m your man”. Aunque la versión no es mucho más cabaretera que la original, hacen de esta canción uno de los momentos cumbres del proyecto, por lo que se vuelve la pieza ideal para su apertura, de ahí el título. El gran acierto es la elección del productor musical, Hal Willer, quien eligió al elenco y al grupo base de acompañamiento. Un ensamble conformado ecléctico que se mueve en distintas direcciones, alguna vez jazzy, otras veces folky, pop o rock, acorde con el estilo de los cantantes o el planteamiento de las reinterpretaciones.
A partir de ese momento empieza a subir la intensidad y nos encontramos con una de las grandes revelaciones del dvd: la actuación de The Handsome Family junto a Lynda Thompson en “A thousand Kisses deep”. La canción, incluida en el álbum Ten New Songs, fue concebida como un poema de largo aliento dividido en dos y luego reducido para su musicalización. En la primera parte del texto publicado hay una línea que no figura en el producto final: Viniste a verme esta mañana / Y me trataste como si fuera carne / Hay que ser hombre para saber/ Lo bueno lo dulce que es eso.
El programa continúa con el mejor momento de la noche, la intervención de Rufus Wainwright, con una relectura de “Everybody Knows”. Suena refrescante y la recrea por completo a su manera y además le agrega un toque de rumba al estilo Tow Waits. Más adelante Rufus contribuye con dos apariciones más, una de ellas “Halleluja”, aunque muy digna, no logra superar la versión de John Cale.
También su hermana, Martha Wainwright contribuye con una joya. Nos sorprende con su voz en “The Traitor”, una de las letras que más significado tienen para Leonard, quien comenta que el trasfondo de esta canción son los sentimientos que experimentamos al traicionar una misión que se nos ordenó cumplir y no lo hicimos, pero que el verdadero mandato no era cumplirla, si no entender que el valor más profundo era permanecer sin culpa.
El toque emocionante lo pone Anthony, de Anthony and the Johnsons en “Speaking the language”. Sin duda la mejor versión después de la de Rufus Wainwright, más imaginativa, más arriesgada, no tan apegada a la original. Comienza en un tenor suave y relajado y sube de intensidad emotiva y musical, hasta desgarrase la ropa, sin otorgar tregua. Consigue un efecto hermoso y conmovedor, con un Anthony que durante toda su interpretación contiene el llanto, pero que a la vez se ubica en un punto catártico, absorto en el contenido de la canción, en los sentimientos que esta le produce.
El final lo estelarizan, fuera del escenario, el propio Cohen acompañado por U2, en una visita a Tower of the song, a la manera de un videoclip. Hay grandes anécdotas en el documental, del poeta y de los involucrados. Rufus Wainwright relata que cuando lo conoció en su casa en ropa interior, intentaba darle pequeños pedazos de salchicha a un pájaro recién nacido que se había caído de un árbol, lo calificó como un momento Cohen, pero que no se percató con quién estaba hasta que el poeta volvió totalmente enfundado en Armani, con el pelo hacia atrás y con zapatos de charol, saltó de su asiento y dijo: Oh, Dios mío, Leonard Cohen.
Lo que más sorprende es que encontramos a Bono y The Edge expresándose inteligentemente, el guitarrista lo sitúa en términos bíblicos. Alude al principio del cristianismo, cuando para oír la voz de Dios era necesario ir a un lugar silencioso, para decir que Leonard bajó de la montaña con las tabletas de piedra, después de haber estado arriba con los ángeles. Bono no lo identifica con el aspecto religioso, declara que le demostró el aspecto táctil, sensual del mundo. Lo compara con Byron, con Shelley, con Keats.
Por su parte, Cohen se muestra impasible, no consigue casarse con la idea de que es una figura profética. No se muestra pagado de sí mismo, pero tampoco decepcionado. No atribuye a su reclusión en un monasterio budista más importancia que otros eventos en su vida. Cuenta que al momento de grabar Death of a lady’s man, acababa de divorciarse de la madre de sus hijos y las canciones se alejaron de él, le fue imposible masterizar el disco, pero gracias a ello tuvo un gran impacto en la generación punk, que lo alabó. No se ve cómo un héroe de su propio drama y reconoce que cuando dejas de esperar la victoria y entiendes que este mundo no es el paraíso, las cosas son más fáciles.
Confiesa que entre más bebe encuentra más atractiva la idea de salir de gira. Esatá en excelente forma. La edad no se le ha vuelto una novia amarga. No parece incomodarle mucho la cámara, en ocasiones pregunta si aún queda cinta para grabar, tampoco otorga gran importancia al hecho de ser el protagonista de una película. Lo toma con clama, como una broma del destino que había tardado en efectuarse, pero que al final sucede y de una manera no tan malvada. Y aprovecha para burlarse de su condición de lady’s man, acepta que eso era para su alma una cruel carcajada en sus momentos de soledad, antes de que aparezcan los créditos.